Las Navajas son un Molusco lamelibranquio de la familia de los “solenido”, de concha alargada y curva. La extracción de este molusco entraña dificultades, ya que para su captura es necesario bucear en mares donde las dificultades climáticas son considerables.
Para su conservación, el primer paso una vez se reciben las navajas en fábrica, es cocerlas al vapor en agua templada y sal, se escurren y limpian minuciosamente una a una. El paso anterior a su colocación en las latas es el proceso de desviscerado (retirar las vísceras y lavado con agua templada y sal. A continuación se seleccionan las navajas en base a su tamaño y se procede a colocarlas manualmente en la lata (empacado). Por último se cierra el envase y se esteriliza para su conservación. Las Navajas se marisquean en unas aguas muy puras.
Apostar por las navajas, que se llaman así por el parecido de sus valvas estiradas con una navaja suiza, además de todo un acierto gastronómico, supone hacernos con una buena ración de minerales como el calcio, el yodo, el fósforo, el magnesio, el omega 3 y el potasio. Una ración de este molusco cubre el 29% de las ingestas diarias recomendadas al día para este nutriente (IR/día), en hombres y mujeres de 20 a 39 años que realizan actividad física de intensidad moderada. También hallamos vitaminas A, C y B. Esta última destaca especialmente. El aporte de una ración de las mismas es casi seis veces superior a la ingesta diaria recomendada para dicha vitamina. Y, por supuesto, no podemos perder de vista su sabor.
Estos moluscos viven enterrados en la arena en agujeros verticales de apenas 50 centímetros de profundidad. Las navajas suben y bajan por estos túneles a fin de alimentarse de plancton a través de sus branquias. Es capturada por draga de fondo y angazos en aguas profundas; y con técnicas artesanales en zonas de bajamar: pinchos en forma de arpón y echando sal en la galería para modificar la salinidad del agua. Así, se puede extraer a mano, con los dedos, cuando asoma parte del cuerpo.
Las navajas armonizan con vinos blancos jóvenes, rosados, espumosos o cervezas.
Conservar en lugar fresco y seco. Al abrir consumir inmediatamente en su totalidad. No guardar en el frigorífico una vez abierto: pierde calidad
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